miércoles, 31 de octubre de 2012

Dulce Venganza: Cap 47

Lalalalala cada vez más cerca el rock laliter y todo lo LALITER. Ya que lo pidieron les dejo otro capitulo. No olviden que el viernes maratón. Capítulo largo! No se olviden de firmar.




Lali salió del bar dando tumbos y si no fuese por aquel hombre que le resultaba tan familiar hubiera terminado tirada en el suelo apenas se levantó del asiento.

-¿Alguien sabe que estabas metida en ese bar?-

Ella negó violentamente, el estomago lo tenía revuelto y era insoportable la migraña.

-Nunca bebes, me sorprende mucho haberte encontrado ahí-

Lali escuchaba la voz de su acompañante cada vez más lejana, todo era demasiado confuso como para entender lo que estaba sucediendo a su alrededor.

-No creo que te guste pequeña, pero la única opción es llevarte conmigo- comentó aquel hombre, pero ella ya no era capaz de darle algún significado a sus palabras, lo único de lo que realmente era consciente era de como se desvanecía.


-Bueno, dejarla tiraba entre unas bolsas de basura también era una opción- sugirió una voz masculina encolerizado- Todos tus disparates me van a matar un día de un problema al corazón, y aún no pasó ni los 30 años-

-No la iba a dejar a su suerte y menos con todo lo que le hice-

Peter. La voz de la última persona que habló era de Peter, la hubiese reconocido en cualquier parte, Lali se sentó de golpe de la cama dónde se encontraba y aquel movimiento brusco hizo que dejara escapar un grito de dolor.

Se agarró la cabeza con ambas manos mientras cerraba lo ojos con fuerza, sentía que en un momento a otro su cabeza estallaría, el dolor había aumentado mil veces más, ya ni se comparaba al que sintió en el bar.

Al escuchar un ruido brusco abrió los ojos y vio a Peter parado en el umbral de la puerta.

-¿Sucede algo? Te escuché gritar- comentó nervioso

Lali salió de la cama con dificultad y al percatarse de que el se acercaba alzó una mano

-No te me acerques- ordenó sujetándose del borde la cama para mantenerse de pie, apenas se paró la habitación empezó a dar vueltas- Me iré de aquí, ni una palabra a nadie de que nos encontramos, y menos del estado en que estoy-

-Hazte un favor a ti misma y tírate en esa cama, das un paso más y te caerás-

-Llévame a la casa de Eugenia, maldita sea-

-Ni siquiera me dejarán acercarme, ¿cómo pretendes que te ayude a entrar?-

-¿POR QUÉ ME TRAJISTE AQUÍ?- preguntó Lali furiosa, estaba completamente indefensa y odiaba admitir que necesitaba de la ayuda de Peter

-¡No te iba a dejar ebria en ese bar!-

-Mierda- masculló Lali sacando su celular y marcando las teclas con tal desesperación que se le resbaló de las manos

-Veo que conseguiste un nuevo celular muy rápido-

-¡Me tengo que ir!-

-Con el estado en el que te encuentras no podrás ir a ninguna parte, pero si en serio quieres irte lo más pronto posible pues duerme todo lo que puedas- dijo Peter acercándose

-Mantente alejado- volvió a ordenar Lali

-Duerme, más tarde te traeré un café, eso te ayudará-

La jaqueca era demasiado fuerte que ni siquiera podía pensar con claridad para protestar, por lo que se volvió a echar en la cama y antes de lo pensado se quedó profundamente dormida.


-Cuando vuelva con su tío de seguro dirá que la secuestramos y la emborrachamos, no me sorprendería que dijera semejantes barbaridades, ¿y todo por qué? Porque quisiste jugar al papel del héroe enamorado que salva su vida- siguió quejándose Nico cuando él volvió a la sala de estar

-No le salve la vida, sólo le hice un favor- replicó Peter agotado

-Pues no estás en posición de hacer favores, no cuando estás a un paso de terminar preso-

-Nico vete, si vas a seguir juzgando todo lo que hago puedes irte a casa para cuidar de Alai-

-Te estás equivocando, amigo- dijo Nico antes de abandonar el apartamento

Peter puso los ojos en blanco después de escuchar el portazo y se dirigió a la cocina para servirle el café a Lali, no creía en el destino pero era curioso como aquel ángel había vuelto a caer en sus manos.

Tal vez sólo serían un par de horas, porque tenía muy claro que una vez Lali pudiese usar de todas sus capacidades con normalidad saldría de ahí como alma que lleva el diablo. Eso no significaba que aprovecharía al máximo esa increíble oportunidad que se le había ofrecido.

Había sido muy chocante volver a ver a Lali después de varios meses en ese estado tan lamentable, no estaba seguro de qué la había conducido a actuar de aquella manera, hasta lo que sabía ella aborrecía las bebidas alcohólicas.

Dejó el café en la mesa de noche y luego se tiró en el sofá a ver televisión.


-¿Peter?- susurró Lali mientras le daba unas palmadas en el hombro, se había quedado dormido viendo un programa de deportes- ¡Peter!-

Él se levantó sobresaltado y luego de restregarse los ojos, clavó sus mirada en ella.

-Vomité en las sábanas, lo siento pero no puede aguantar hasta llegar al baño-

-Eh...Sí, no te preocupes, es normal luego de haber tomado tanto y no estar acostumbrado- explicó Peter levantándose del sofá

-Quiero irme a la mansión Suárez, ya no hay nada que me detenga, esto perfecta, eso sí, me duele aún la cabeza-

-¿Quieres que te lleve? Es muy lejos y aún no estás en condiciones de conducir-

-¿Qué hora es?- preguntó Lali cambiando de tema- Estoy un poco desorientada con el tiempo-

-Te encontré ayer en la noche, ya amaneció pero es demasiado temprano-

-Pues no me importa, quiero irme ya-

Peter resopló y se dirigió a la puerta.

-¿Cómo me encontraste?-

-No creas que te estuve siguiendo ni nada parecido, fue pura casualidad de que entrara en aquel bar y te encontrara allí- respondió Peter encogiéndose de hombros

-Me iré yo sola- avisó Lali atropelladamente empujando a Peter a un lado y abriendo ella misma la puerta

-¡Déjate ayudar!-

-No quiero tu ayuda, te dije que no te acercaras a mí eh hiciste todo lo contrario, ¿en serio crees que creeré eso de que fue pura casualidad? No soy idiota-

Peter la volteó hacia él y la sujetó de ambos brazos mientras la fulminaba con la mirada, sus ojos mostraban lo enojado que estaba.

-Eres muy egocéntrica, ¿eh?-

-Mi tío te enviará a la cárcel de todas maneras, el que me ayudases no cambiarán las cosas-

-¿Crees que te ayudé por conveniencia?-

-¿Tendría que creer otra cosa? Estás por ser condenado a prisión y esto sólo muestra lo desesperado que te encuentras-

-¡SI TE QUISE AYUDAR FUE PORQUE NO QUERÍA DEJARTE AHÍ SIN PROTECCIÓN, PORQUE ME PREOCUPO POR TU BIENESTAR!-

-¿Dejándome en bancarrota es como te preocupas por mi bienestar? Qué bonito- ironizó Lali sonriendo forzosamente

-¡TE PEDÍ PERDÓN! Pero eres tan orgullosa que no aceptaste mis disculpas, incluso te ofendiste porque lo hice. Hubiese sido peor que me hiciera el desentendido y olvidara todo lo que te hice a que me arriesgara para ir hasta allí y pedirte perdón-

-Malgastas tu tiempo, no te perdonaré-

-Eres tan...tan...- dijo Peter mientras pensaba en la palabra adecuada para describirla

-¿Tan qué?- lo animó Lali, enojada, a seguir

-¡INSOPORTABLE! Me equivoqué y no tengo perdón de Dios, es demasiado probable que vaya preso, estoy arrepentido pero parece que eso a ti no te basta-

-Es cierto, no basta- confirmó Lali aún más enojada, tanto que tenía ganas de golpearlo, algo que la sorprendió porque ella no era así. Ese tipo la sacaba de sus casillas.

Lo odiaba, debía ser eso.

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