Dulce Venganza: Cap 35

Holaaa! Si quieren que les avise por twitter cuando suba capítulos me dicen. Cami: El lunes hay maratón! No se olviden de firmar, besos.  

Peter se tambaleó hacia atrás, no le hacía ningún bien recordar todo aquello pero simplemente no lo había podido evitar, los recuerdos habían aparecido en su memoria uno tras otro causándole una gran conmoción.

Sabía que necesitaba liberarse un poco del pasado pero era prescindible para él aferrarse a aquellos recuerdos para hacer pagar a los Espósito.

A los malditos Espósito...

-¿Te encuentras bien?- preguntó Lali alargando su mano hacia él, percatándose como todo su cuerpo estaba tenso y apretaba sus uñas contra las palmas de la mano

Peter se alejó casi por instinto, algo que a ella le dolió pero intentó ocultarlo.

-Alai, ellas son Lali y Euge- las presentó con desgano señalando con la cabeza a cada una- Son amigas mías y de tu papá-

-Hola preciosa, hace mucho que quería conocerte y me alegra por fin haberlo hecho- dijo Euge pellizcando cariñosamente la mejilla de Alai

La niña se limitó a mirar a Euge sin decir palabra alguna.

-Es tímida con desconocidos- explicó Nico, quién observaba con el ceño fruncido y los brazos cruzados toda la escena desde un rincón apartado de la amplia habitación

-Yo soy Lali, ¿tú papá es siempre así de gruñón o sólo con las visitas?- se aproximó Lali sonriendo a la pequeña

Ella se echó a reír tapando su boca.

-¿Quieres mucho a tu tío Peter?-

Alai asintió avergonzada mirándolo de reojo.

-¿Te digo un secreto?- susurró Lali, consciente de que Peter estaba atento a todo lo que decía, Alai asintió de nuevo, por lo que prosiguió- Yo también lo quiero mucho, más de lo que él cree, pero por favor no se lo digas porque no le hará ninguna gracia saberlo-

La niña posó su dedo índice sobre sus labios en señal de que guardaría silencio mientras se asomaba una sonrisa a sus labios.

-Mariana- la llamó Peter con rudeza- ¿Puedes acompañarme afuera un momento?-

Lali le sonrió por última vez a Alai antes de seguir a Peter, no era necesario ser adivina para saber que se había enfadado. Muy bien, ella se lo había buscado y creía poder contra el enojo de Lanzani.

Apenas llegaron a la sala de estar, él se volteó con los brazos en jarras, era muy gracioso para Lali verlo en aquella posición. Reprimió una sonrisa, era tan encantador incluso cuando quería demostrar todo lo contrario.

-¿Qué te parece tan gracioso?- reclamó Peter frunciendo el ceño

-Tú- respondió Lali dejando escapar una sonrisa

-Y decirle ciertas cosas a una niña también te parece gracioso, ¿no?-

-¿En serio te enoja eso? Sé lo he dicho a una niña de unos... ¿Cuántos, tres años? Apenas entiende el verdadero significado de mis palabras-

-¡Claro que entiende! Mi hija tenía tres años y entendía perfectamente lo que le decía ¡No era ninguna tonta!-

-Estamos hablando de lo que le dije a Alai, no de tu hija- le recordó Lali

-Es lo mismo-

-Te equivocas, vi cómo miras a la hija de Nico, sé que te hace recordar a tu hija y que parte del cariño que le tienes a Alai es el cariño que le tenías a Diana-

-¡QUE LE TENGO! Nunca he dejado de amar a mi hija y mucho menos a Nina, nunca- elevó Peter la voz recalcando la última palabra con sumo énfasis

-Peter, cuando empieces a dejar el pasado a un lado y quieras concéntrate en el hoy, en el presente, me buscas para hablar- dijo Lali antes de dirigirse de nuevo a la habitación de Alai.

Pero no pudo avanzar ni un paso porque Peter la detuvo sujetándola del brazo.

-¿Ahora qué?- preguntó Lali con cansancio

-¿Por qué le dijiste eso a Alai?-

-¿Qué te quiero?-

-Mucho más de lo que yo creo, si mal no recuerdo-

Lali lo estudió con la mirada, parecía que se le había esfumado todo atisbo de malhumor.

-Te responderé esa pregunta el día que dejes de tener miedo a sentir amor por los demás y que los demás lo sientan por ti- y dicho eso se fue definitivamente.

Aquellas palabras de Lali lo habían pillado con la guardia baja... ¿Amor? Imposible que lo sintiera por alguien del clan Espósito, sólo dificultaría más lo inevitable.

Peter tiró una patada al sofá, maldita la hora en que había decidido ser él, y no Nico, quién se infiltraría entre los Espósito.

Sabía perfectamente que corría el riesgo de poner en peligro su vida y su corazón en manos de Lali, algo que sería imperdonable, por lo que tendría que adelantar sus planes de venganza lo antes posible.

Ahora comenzaba una lucha contra el reloj.