Dulce Venganza: Cap 46

Y me volví a desaparecer, sucede que no tuve tiempo desde ir al médico hasta las tareas, un fiasco. El rock laliter viene en los próximos capítulos, a eso me refería cuando dije que se acercaba. Como el domingo no hubo maratón, entonces... ¡El viernes hay maratón!

-¿Crees que después de todo lo que ha sucedido podemos darnos ese lujo?- preguntó Lali recelosa, veía muchos puntos ciegos en la idea de Euge, y para ser sincera, no cooperaba en nada

-Un lujo sería echarnos atrás con todo el dinero invertido en el viaje- rectificó Euge rebuscando incansablemente en su placard

-¿Tu papá ya sabe a dónde te quieres ir?-

-¿Importa realmente?- dijo Euge respondiendo con otra pregunta, odiaba que le recordaran a su padre- Pasaran muchísimos meses hasta que se dé cuenta que ya no vivo en Buenos Aires-

-¿Y tu mamá?-

-Deja de preocuparte por mis padres, lo importante es convencer a Nicolás de que es buena idea lo del viaje-

-No me parece que es un buen momento para armar un viaje de improviso y menos con todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor- dijo Lali con una mueca recordando la sentencia de Peter, en un par de días se daría a conocer si el juez lo liberaba de los cargos o no.

-Por eso mismo el viaje es perfecto, poder olvidarnos de todo lo que ha estado sucediendo, va a ser como un remedio para ti, aparte el viaje lo tenemos planeado hace unos meses así que no es improvisado-

-¿Y Rochi? Ni siquiera está enterada que viajaremos sin ella-

-Deja de poner tantos obstáculos, viajaremos y nada cambiará eso- afirmó Euge totalmente convencida

Euge había decidido que lo mejor para escapar de los problemas de sus respectivas familias por la bancarrota de la fusión Espósito & Suárez era instalarse para vivir indefinidamente en Francia.

Cuando Lali se enteró del viaje, en el cual Euge la hizo participe, no le hizo ninguna gracia, quería estar cerca de Nicolás para apoyarlo en estos tiempos duros pero tampoco quería ver cómo Peter era privado de su libertad.

Siempre que pensaba en Peter tenía que recordar que él merecía lo que le estaba por pasar, él mismo había buscado ese final, si hubiera aprendido a perdonar a tiempo tal vez nada de eso estaría pasando y aunque no podía admitirlo abiertamente, le dolía todo aquello, incluso habían días en los que tuvo que usar de toda su fuerza de voluntad para no ir corriendo hacia Nicolás y pedirle que liberara de todos los cargos a Lanzani.

-Haremos esto- Euge se volteó hacia Lali lanzándole un vestido negro con encaje- Tú mete esto en mi maleta y yo iré a visitar a Rochi, le contaré lo del viaje y también que si quiere puede pasar una temporada con nosotras en Francia, espérame aquí y ni se te ocurra irte a otro lugar-

Apenas Euge se fue, Lali bajó al primer piso dirigiéndose al mini bar y vertió en un vaso una buena cantidad de whisky, planeaba salir a pasear en la última noche que iba a pasar en la ciudad. Luego tendría que irse y estaba más que decidida a empezar una nueva vida.


-¿Puedes darme lo más fuerte que tenga?- preguntó apenas llegó a la barra del local

-¿No es un poco joven?- preguntó el hombre encargado de servir las bebidas sin perder la oportunidad de escudriñarla detenidamente

-No creo que ese sea asunto suyo- respondió Lali de mala manera, antes de haber llegado hasta ahí se había tomado varios tragos de whisky en la mansión Suárez

Nunca había ido a aquel lugar pero sabía que su abuelo en vida, las pocas veces que se había encontrado en la ciudad, había frecuentado mucho aquel bar, por lo cual sabía exactamente su ubicación

El encargado le acercó un vaso completamente lleno y ella tomó toda la bebida de golpe, y mientras pasaba el líquido por su garganta sintió un fuego abrazador.

-Otro- ordenó siendo consciente de lo mucho que le costaba articular correctamente la palabra

El encargado le sirvió otro vaso lleno de aquella bebida, de la cual ni siquiera se había molestado en preguntar qué era, mientras le sonreía burlón.

Repitiendo lo mismo que hizo con el vaso anterior, bebió todo el contenido de un trago limpio.

-¿Vamos con problemas?- el encargado se volvió a acercar a ella- Mi nombre es Paul-

-Tampoco es que te haya preguntado cómo...c-cómo...te llamas- puntualizó Lali, irritada porque la lengua se le estaba trabando mucho

-Parece que la bebida ya está surgiendo efecto, ¿no vino con alguien?-

-Según sé esta taberna está abierta las veinticua...tr...tro...horas del día-

-Para beber como si no hubiera un mañana debe de tener muchos problemas, ¿eh?-

-En vez de meterte donde no te incumbe, ¿por qué no me sirves uno más?- Lali golpeó el vaso contra la barra

Paul lanzó una carcajada mientras llenaba el tercer vaso de aquel líquido y se lo pasaba a Lali

Estaba vez se demoró más en poder tomar todo el contenido, se sentía excesivamente mareada por lo que dejó caer su cabeza sobre la barra, sentía que la cabeza le iba a estallar de un momento a otro y si se paraba del asiento se caería de inmediato.

-¿Ya no quiere más?-

-Po...po...por supuesto que s-sí- asintió Lali

-Como quiera-

En un par de segundos Lali ya tenía en la mano un cuarto vaso y se enderezó para poder llevar el contenido a los labios, aunque con suma dificultad.

Alguien le arrebató el vaso con brusquedad, lastimando su muñeca.

-Me parece que ya es suficiente- dijo un hombre a su lado, acercando un par de billetes a Paul- Yo pagaré todo lo que consumió-

-N-n-no es nece...nece...necesari-rio- masculló Lali cogiendo los billetes, que  le había dado ese hombre a Paul, y tirándolos al suelo

El hombre lanzó una palabrota mientras recogía los billetes y se los devolvía al encargado.

-Vámonos Lali, tu cupo de tomar bebidas alcohólicas sin límite por esta noche a acabado- el hombre la agarró de la cintura y la hizo pararse, luego agregó- Por esta noche y por todas las que te queden-