Dulce Venganza: Cap 85

Les dejo capítulo, no se olviden de firmar y si les gustó pueden recomendar, besos y disfruten a los grande esta segunda semana de junio, un fuerte abrazo :D Dedicado a @manutobalina

 

Nico la hizo abordar el taxi con él, en todo el camino no le dirigió la palabra, ni siquiera una mirada, pero la tenía sujetada posesivamente de la mano, apretándosela cariñosamente en determinados momentos que, para desgracia de Euge, no duraban mucho.

Sentía todo el cuerpo temblar al pensar en lo que tenía planeado Nico hacer ahora, era más que obvio que no la dejaría ir, al menos no por ahora, y eso, mal que le pesara, hacía sentirse a Euge extrañamente bien.

El taxi se detuvo frente a un departamento en desuso de Euge, por indicaciones de Nico, él se hizo con las maletas mientras con la cabeza le hacía una seña para que entrara a recepción.

Y Euge, seguida por una fuerza extraña, lo obedeció sin rechistar.

-¿Estoy delirando o lo que ven mis ojos es a Eugenia Suárez?- preguntó el recepcionista, Bartolomé, con emoción

-Hola Barto- sonrió Euge de oreja a oreja

Bartolomé Bedoya era un hombre robusto de setenta años que, en el tiempo que Euge se mudó a aquel apartamento, la había consolado cuando ella más lo necesitaba con sus sabias palabras, fue el padre que nunca tuvo en el año que vivió ahí para escapar de las presiones de su padre biológico.

-Mi pequeña- dijo Barto depositando un beso en su frente y dándole un torpe abrazo

-¿El apartamento que compró mi papá para mí...?- comenzó a preguntar Euge

-Sigue ahí, se le da un mantenimiento diario, descuida- la interrumpió Barto entendiendo que "su pequeña" se refería a si su padre le había dado otro uso personal al departamento que le había regalado de malas maneras.

-Muchas gracias, Nico y yo estaremos allí- dijo Euge cabeceando en dirección de Nico, que se encontraba unos pasos atrás.

-Mucho gusto, señor Nico- saludó Barto sin dejar de sonreír y luego se dirigió a Euge- Les daré una llave suponiendo el caso que ya no lleves una contigo, pequeña-

-Hace mucho que no llevo la llave de mi apartamento conmigo- confesó Euge con una media sonrisa.

Barto los escoltó al ascensor, un lugar espacioso, pero sola ahí con Nico sentía que se ahoga... del deseo.

Se sumergió en el jacuzzi y se concentró en relajar cada parte de su cuerpo y despejar su mente. Luego de asegurarse que aquello no funcionaba en absoluto, abrió una botella de champán, depositó su contenido en una copa y miró la bebida fijamente a través del cristal.

-Mariana Espósito, brindemos por la vida de  m*ierda que te tocó vivir- se dijo a sí misma y, acto seguido, vació la copa en un trago limpio.

Volvió a llenar la copa hasta el tope con aquel líquido espumoso.

-Brindemos por tu hermoso marido, y el de Nina- dijo sonriendo- Brindo por Juan Pedro y que sea muy feliz con su adorada Nina-

Y unos segundos después la copa estaba otra vez vacía, con un resoplido la tiró contra la pared, haciéndola estallar en mil pedazos que, por suerte, no la alcanzaron.

Agarró la botella y bebió directamente de ahí con lágrimas en los ojos, pensando en la imagen lamentable que debía tener en aquellos momentos.

Se sentía una niña haciendo todo eso, pero se excusaba con la idea que estaba usando la lógica, un hombre que había amado hasta el cansancio a una muerta y que no pudo aceptar su muerte después de tanto tiempo, años incluso, y que resultara que dicha muerta en realidad estaba viva, ¿no saltaría este hombre de la emoción y lo dejaría todo por esta muerta/viva?

Lo más doloroso era que el hombre era Peter y ese "dejaría todo" era ella.

Una hora después, con pasos torpes salió del jacuzzi, envolvió su cuerpo en una toalla y se detuvo en el umbral del baño mirando la habitación que compartía con Peter.

No sabía qué hacer, escapar y esconderse detrás de su tío había sido su primer impulso, pero eso sólo complicaría las cosas, y quedarse a ver como Peter la despachaba...

Tragó saliva, esa tampoco era una opción.

-Haz sido una estúpida al pensar tan sólo en la mera idea que Peter se hubiera olvidado de Nina y te quisiera a ti- murmuró entre dientes

Una vez estuvo vestida, llamó a Pablo.

-Pablo al habla- dijo éste apenas contestó

-Pablo, soy Lali- susurró caminando por los pasillos, la habitación dónde había estado Nina, ahora estaba vacía.

-Cariño, que gusto escucharte- dijo algo distraído

-¿Estás muy ocupado?-

-¿Sucedió algo?-

Lali notó por su tono de voz que ahora le prestaba más atención.

-Quiero que me saques de aquí, Pablo, por favor, sólo cuento contigo- susurró entrando a una habitación de invitados y cerrando la puerta con seguro

-¿Pasó algo con Peter?-

-Pablo por favor ayúdame- insistió Lali- Necesito que me saques de aquí lo antes posible-

-Peter no lo permitirá, Lali- razonó Pablo

-Como están las cosas, lo dudo- dijo Lali más para sí misma

-¿Cómo?- preguntó Pablo creyendo escuchar mal

-Sólo sácame de aquí, has lo que sea necesario para que Peter me deje ir contigo-

-Sabes que te quiero muchísimo, pero ese es un problema suyo y no me meteré de por medio- sentenció Pablo, y luego agregó- Iré, pero tú hablarás con Peter, no yo-

Lali maldijo y terminó la llamada.

Lo encontró en su oficina, como supuso, siempre se escondía ahí. Entró sin tocar y se paró en frente de él, con el escritorio entre ambos.

El posó sus ojos verdes en ella e hizo una mueca.

-Hablaremos en la noche, Lali, sé que estuve mal hoy por el trato que te di, no ha sido para nada un buen día, y quisiera que lo entendieras. Y por si te lo preguntas, Nina ya no está en nuestra casa, yo mismo...-

-Pablo vendrá en unos minutos a llevarme- dijo interrumpiendo la cháchara de Peter

Él la miro frunciendo el ceño y se levantó de su cómodo asiento.

-¿Qué?-

-Lo que escuchaste, Pablo viene a por mí-

-¿Y se puede saber a dónde van?- preguntó Peter con evidentes celos

-Necesitaba irme, él se ofreció- dijo Lali encogiéndose se hombros

-Estás haciendo esto por lo que ha sucedido con Nina- adivinó Peter fulminándola con la mirada- ¿Puedes ser más inmadura, Lali? ¿O te pagan por hacerlo?- preguntó rodeando el escritorio para estar parado justo frente a ella sin nada de por medio que unos escasos centímetros- Me refiero a que sucede esto, ¿y qué decide la niña Mariana? Escaparse con el primer alcohólico que se le cruce por el camino-

-Piensa lo que quieras, y si no vuelvo, descuida que para tu mala suerte no será porque me raptaron, sino porque estoy con Pablo- comentó como si nada dándole la espalda para irse, pero Peter fue más rápido y se interpuso entre ella y la puerta

-Si crees que te voy a dejar ir, estás loca- murmuró Peter entre dientes

-No soy tu esclava, Peter, puedo ir y venir cuando se me pegue la gana-

-Eres mi esposa-

-Para eso ya tienes a Nina, ¿no?-

-¿Escuchas lo que dices, Lali?- preguntó Peter sujetándola del brazo

-Creo que hay algo que debes recordar, Juan Pedro, que tú y yo nos casamos por conveniencia, sin ir más lejos, por un tiempo límite, es decir, matrimonio con fecha de caducidad. Luego cada uno hace lo que quiere. Pero yo soy tan buena, realmente tan buena, que te dejaré el camino libre con Nina. Hoy en la noche cuando regrese, si regreso, hablaré con Nico para explicarle que no pretendo seguir con este juego-

Peter la soltó como si quemara.

-¿Realmente vas a hacer eso?-

-Por supuesto-

Luego de varios minutos en silencio, pudo escuchar la respuesta de Peter.

-Me parece perfecto- dijo éste encogiéndose de hombros- Cuenta conmigo, ahora si no te molesta, ya te puedes ir- dijo volviendo a sentarse y concentrándose en su ordenador

La respuesta de Peter fue como una puñalada en el corazón para Lali, jamás pensó que cedería de aquella manera.

¿Cuenta conmigo? Sí, exactamente eso le había dicho Peter.