Dulce Venganza: Cap 83

Chicas PERDON por no terminar la maratón, tuve que viajar de improviso porque falleció mi bisabuela, así que se complico todo. De todas maneras aquí vuelvo con un capítulo largo y mañana subo. No olviden de firmar! Besos y que terminen con todo el martes. PD: Aún no está hecho el final por lo que la cantidad de capítulos todavía no es definitivo, por ahí agrego unos más :)

El avión por fin aterrizó, Mery suspiró aliviada, habían sido las horas más largas de su vida.

Si Nina no se encargaría de Alai, entonces ella misma se ocuparía de aquel asunto. Ya luego habría tiempo para hacerle pagar a Nina el engaño.

Le tomó más tiempo de lo esperado poder salir del aeropuerto dónde la esperaba el chófer de su padre.

-¿A dónde la llevo, señorita Del Cerro?- preguntó el chófer con una leve inclinación de cabeza

-A la casa de Nicolás Riera, ¿aún se acuerda de él?-

-El bastardo- murmuró el chófer asintiendo.

Toda su familia había decidido llamar así a Riera después que Mery se desentendiera de Alai, y la mención de la hija de Nico era tabú, lo cual le venía de maravilla a Mery.

-Ese mismo, y ni una palabra a nadie sobre esto- ordenó, más que pidió, Mery

-De acuerdo- aceptó el chófer arrancando el auto


Euge agarró sus maletas y casi corrió hacia la salida, necesitaba escapar de Nico.

-¡Eugenia!- vociferó Nico atrás de ella

Varias cabezas se volvieron hacia dónde se encontraba Nico, y consecutivamente hacia dónde estaba ella.

Euge apresuró el paso, no podía correr porque si no armaría un escándalo, le importaba mucho guardar las apariencias, todo lo contrario a Nicolás Riera.

-¡María Eugenia Suárez!- volvió a gritar Nico una vez que se encontraron fuera del aeropuerto

Euge miró a su alrededor, casi desesperada, buscando el taxi más cercano para abordarlo.

Lo había encontrado, estaba a pocos metros de ella, y el taxista se había dado cuenta de su intención de subirse, porque salió a su encuentro para ayudarla con las maletas.

Entonces Euge por fin corrió, tenía a Nico pisándole los talones, literalmente.

Llegó al encuentro con el taxista y este le intentó sujetar las maletas para luego llevarlas hacia su auto.

-Muchas gracias- agradeció Euge entre jadeos sin dejar de caminar apresurada, lo cual dificultaba al taxista poder hacerse totalmente del equipaje

-Es un gusto, ¿hacia dónde la llevo?- preguntó el taxista obligándola a pararse para, finalmente, sujetar bien las maletas

-Hacia...-

-Espérela en el auto con su equipaje, la señorita va en unos minutos- informó Nico alcanzándolos, su voz también estaba agitada, lo cual lo hacía aún más sexy, pensó Euge

Nico enojado era su debilidad, se temió.

El taxista se alejó, y cuando ya estuvo metiendo el equipaje de Euge a la maletera, Nico clavó sus ojos en ella.

Y en menos de un segundo, Euge se encontraba pegada al cuerpo de Nico, con la cintura rodeada por el brazo de Nico y con los labios siendo besados por él.

Se esforzó por no corresponderle, pero pasaban los minutos y Nico se volvía cada vez más insistente, le estaba dejando claro que si ella no se rendía, él no la dejaría de besar.

Así que Euge se rindió, y le correspondió.

La musculosa lengua de Nico se abrió paso en la boca de Euge, saboreándola a su antojo mientras que ambas manos las enroscaba en la cintura de Euge con fuerza.

Nico finalmente se alejó, pero la seguía sujetando.

Euge podía escuchar su respiración y la de él totalmente acelerada, con los pulmones luchando por más aire.

-Me cansé de tu juego, ahora seré yo quien ponga las reglas- susurró Nico aún con los ojos centellando de enojo


Lali comenzó a recorrer el piso superior con toda la rapidez que le era posible, Belén no podía estar lejos, e intuía que se encontraba en aquél piso.

Abrió la puerta de cada habitación, sin resultados, sólo le faltaban un par de habitaciones por inspeccionar, entre ellos, su habitación.

La reacción de Peter sólo había servido para aumentar sus sospechas de que esa mujer era la llave para deshacer todas sus dudas. Había algo extraño en ella, lo podía intuir.

Entró a otra de las muchas habitaciones de invitados, sólo que esta se encontraba exactamente a lado de su habitación con Peter, y aunque no lo hubiera mencionado nunca, siempre tuvo la certeza de que aquella habitación sería maravillosa para un bebé, ¿de ella y Peter? Por más que quisiera, lo dudaba mucho.

Y sentada en un sofá cerca de la cama, se encontraba Belén, que se volteó a mirarla con una sonrisa de oreja a oreja.

Lali abrió la boca para llamar a Peter, pero se detuvo al ver como Belén levantaba la mano en señal de que se detuviera.

-Antes de que lo llames, debes ser consciente de lo que estás por hacer- le previno Belén totalmente calmada- Las cosas podrían cambiar y ser muy malas para ti-

-¿Me estás amenazando?- preguntó Lali con el ceño fruncido, preparada para llamar en cualquier segundo a Peter

-Tómalo como una prevención de una buena amiga-

-No eres mi amiga-

-Sólo te diré una cosa, Mariana, cuando llames a Peter, tenlo por seguro, desatarás un revolución. ¿Estás lista para ello?- preguntó Belén poniendo los brazos en jarras

-Lo que realmente tengo por seguro es que tú tienes la respuesta a la mayoría de todas nuestras preguntas, y no pienso malgastar la oportunidad- y dicho eso, Lali se acercó al corredor- ¡PETER LA ENCONTRÉ!-

 -No sabes lo que acabas de hacer- dijo Belén con una sonrisa asomándose por la comisura de sus labios

Segundos después se escucharon unas pisadas apresuradas yendo al encuentro de ambas.

-AQUÍ PETER- volvió a gritar Lali sin quitar la vista en Belén, que se ponía nerviosa por momentos

Por fin los pasos se detuvieron atrás de Lali, ella sonrió con suficiencia, Belén se había puesto pálida. 

Por fin había llegado el momento de que Lali le pudiera echar en cara a Belén, frente a Peter, todo lo que le había dicho.

Lali volteó para mirar a Peter sin dejar de sonreír, y al verlo, se le borró la sonrisa de la cara. Estaba también pálido, pero demasiado, no le extrañaría si se desmayara en ese preciso momento.

-¿Peter?- susurró Lali viendo cómo se le llenaban a Peter los ojos de lágrimas, que sabía, por nada del mundo él dejaría escapar.

Volteó de nuevo en dirección a Belén y vio como esta retrocedía.

-Peter, ella es...-

-Sé perfectamente quién es- la interrumpió Peter con una voz que helaba la sangre

-Yo te puedo explicar todo, te lo juro- susurró Belén dando otro paso atrás

-¡NO QUIERO ESCUCHARTE HIJA DE PUTA!- vociferó Peter con rabia, sin alterar ninguna de sus facciones

-¡Peter, no le hables así!- dijo Lali sin poder creerse cómo se había referido Peter hacia Belén

Peter la agarró con violencia del codo y la hizo recorrer en grandes zancadas hacia el otro extremo de la habitación dónde se encontraba Belén, e tropezar a Lali y, que gracias a estar sujetada de Peter, no cayó.

-¿Sabes quién es, Lali?- preguntó Peter con aquella voz que hacía erizarle los pelos del cuello a Lali, sabía que no le haría nada, pero no podía evitar sentir cierto miedo, al menos por Belén

-Dijo llamarse Belén Chavanne- susurró Lali haciendo una mueca por el fuerte agarre de Peter

-¡DILE QUIÉN ERES!- ordenó Peter agarrando el brazo de la supuesta Belén con la mano que tenía libre, y al ver que esta no respondía, la zarandeó con violencia.

-¡Basta, Peter! La estás lastimando, ¿no te das cuenta?- dijo Lali soltándose del agarre de su agarre

-Dile quién eres- susurró Peter con la mirada gélida.

Lali no era capaz de reconocer al hombre tan apasionado de hace unas horas con este Peter que parecía una depredador a punto de cazar su presa.

-Soy Nina Lanzani-

Las palabras retumbaron en el cerebro de Lali, incapaz de darle un significado a aquellas tres palabras, miró a Peter y Nina consecutivamente.

Al parecer a Peter también le había chocado escuchar aquellas palabras, porque se alejó de ambas y se sentó en la cama cubriéndose el rostro con las manos.

Si Nina estaba viva...

Lali miró a Peter, ciertamente aquello cambiaba todo. Y volvió a mirar a Nina, ahora entendía por qué le parecía tan familiar, la había visto antes en los portarretratos de Peter.

Aquello era una locura.

Nina nunca había muerto, pero, ¿y Diana?

-Peter- susurró Nina dando un paso en su dirección, pero al ver como el levantaba la cabeza para dedicarle una mirada asesina, se detuvo.

-¿No habías muerto?- preguntó Lali interponiéndose para obstruir la visión que Nina tenía de Peter

-Esto tiene una explicación- respondió Nina sin apartar la vista del punto dónde se debía encontrar Peter

-Ya habrá tiempo para eso- aseguró Lali agarrando del brazo a Peter y obligándolo a levantarse- Es mejor que te quedes aquí y no intentes escapar, no lo lograrás, hasta que no demos la orden, nadie entra ni sale de aquí-

-Quiero hablar con mi marido- dijo Belén clavando la vista en el rostro de Peter

Lali se mordió la lengua para no responder, lo último que necesitaba Peter era verla discutir con Nina, su también esposa, sólo pensarlo le daba nauseas.

Salieron al corredor, cerró la habitación dónde se encontraba Nina con llave y del urgó el bolsillo trasero de Peter para hacerse con el celular.

-Marco, necesito que venga alguien a vigilar la habitación de invitados contigua a la mía y de Peter, ahora mismo- ordenó apenas él contestó

-Ahora mismo, señora Lanzani- dijo Marco

Lali cortó la llamada y dirigió a Peter, que parecía un muerto en vida, hacia su habitación.

A cerrar la puerta con llave, volteó hacia Peter, que parecía haber vuelto a la vida sólo para desvestirse

-¿Qué haces?- preguntó Lali notando como su cuerpo reaccionaba al ver el torso y los anchos hombros de su marido al descubierto

Peter negó, y cuando se quedó sólo con el bóxer, se dirigió hacia ella para empezar a desvestirla también.

-No creo que esto sea la solución- susurró Lali con la voz entrecortada

-¿Me quieres ayudar o no?- preguntó Peter con la voz rasposa

Lali sabía que él debía estar sufriendo terriblemente, e incluso entendía que estuviera enojado y por eso actuara como lo estaba haciendo, pero había algo más, ella lo sabía.

-Sí, pero hablando como personas civilizadas...- Lali se interrumpió cuando él la acarició íntimamente, luego de despojarla de sus jeans, e introducir un dedo en su interior.

-Peter, no- pidió Lali cerrando los ojos, no pudiendo evitar sentir placer

Él se adueñó de sus labios y la besó con desenfreno, luego deslizó sus labios por el cuello de ella, no era necesario verse en el espejo para que Lali supiera que sus labios estaban totalmente hinchados, las manos de Peter le recorrían desde los hombros hasta la cintura con demasiada brusquedad.

-Detente, Peter-ordenó Lali sujetándole las manos- Debemos hablar-

-¿Cómo personas civilizadas? Mira cómo me ha servido hablar como persona civilizada, Lali, la persona en la que más había confiado, antes de ti, resulta ser una impostora-

Lali acarició el rostro de Peter.

-Yo daba la vida por ella, ¿lo puedes entender? Ponía las manos al fuego por Nina, creía totalmente en ella, y su palabra, la amaba, Lali, incluso un tiempo después de ti, la seguía amando. Le fui fiel hasta cuando creía que ella había muerto. ¿Y qué conseguí con todo eso? Sólo que me engañara- explicó Peter con desesperación en la voz

A Lali le partía el alma verlo tan destrozado, y eso era lo único que la impedía a reparar en lo que ella estaba sintiendo, ya luego habría tiempo de eso, primero le importaba Peter.

Lali se sobresaltó cuando Peter alejó de él, con furia contenida, la mano con la que lo estaba acariciando.

-Si estás enojado con Nina, que es comprensible, no te desquites conmigo- pidió Lali comenzando a vestirse, le había enojado y dolida la manera en que él rechazo su caricia- Lo que tú necesitas es pensar, entiendo que sea muy chocante todo lo que está pasando, pero recuerda que para mí también lo es- y dicho eso, Lali salió de la habitación tirando la puerta tras ella.